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Proyecto de Difusión Cultural y Creación Artística de Horror y Fantasía

domingo, 19 de junio de 2011

Los Perros de Tíndalos

Lo que necesitamos es una luz al final del túnel

Rudy Pazco, el vampiro de esta historia es un chico que aunque no lo digamos explícitamente, la novela es lo mas parecido a lo que hoy en día seria un miembro de la tribu urbana de los “Darketos” pasea maquillado por los túneles, vestido de negro haciendo pintas a los anuncios publicitarios con mensajes de lo mal que va el mundo, acumula una serie de amigos que lo mantienen tanto emocional como económicamente a cambio de sermones sobre filosofía nihilista y cambio social, el chico es una persona errante y egoísta que poco cambia cuando una criatura muy, muy vieja a la cual el llama “amo” lo transforma en un ser de la noche en un vagón del metro, pero, su ego inflado y su prepotencia le dan al personaje una vulnerabilidad que a pesar de sus nuevas habilidades vampiricas (las tradicionales mágicas, convertirse en animal, poderes telepáticos, fuerza extrema, control de las alimañas, etc.) ya que él cree que no puede tener limites como criatura de la noche y, fanfarronamente, se expone en público y a sus captores, en definitiva este no es el vampiro audaz y elegante como el drácula a la Bela Lugosi, es mas acercado a los grandiosos personajes de la película de “The Lost”de Joel Schumacher de 1987, estos chicos desarrapados rebeldes sin causa que se la pasan chévere siendo inmortales, que en definitiva son los padres del vampiro adolescente que mucho le debe crepúsculo; estas características dotan al vampiro de un  acercamiento mas humano y más empatico, sobre todo para los lectores de lugares urbanos que se preguntan que se sentirá ser vampiro hoy en día en una ciudad, al final nada bueno, ni glamoroso, si no todo lo contrario a pesar de todos los privilegios que aparentemente tiene este monstruo, y que por su confusa crisis existencial humana, acaba desperdiciando, en definitiva por estos elementos y muchos más que no hemos citado, la luz al final del túnel es una muy buena opción para acercarnos a un vampiro diferente del clásico drácula pero que también se aleja años luz, del metrosexual pálido que hoy en día tiene cautivadas a las mujeres de eterna adolescencia, además para todos los fanáticos de Guillermo del Toro esta novela tiene un gran (o sospechoso) parecido con su ultima novela de vampiros, nocturna o “Strain”, un valiente y muy buen intento por retomar al vampiro que atemoriza sobre todo en la ciudad que es la misma Nueva York, y el grupo de cazadores que hacen frente a la bestia son muy parecidos a los de la luz al final del túnel por ejemplo en la novela del Toro también sus cazadores son ciudadanos comunes y corrientes con graves problemas emocionales y existenciales, un padre divorciado, un fumigador, y sobre todo del Toro repite personaje un anciano sobreviviente de los campos de extermino nazi al igual que en la luz al final del túnel, claro sus vampiros son muy diferentes, muy siniestros y asquerosos mas acercados a los vampiros con origen biológico-plaga de “Soy Leyenda” del gran Richard Matheson, estas dos recomendaciones son muy pertinentes para los fanáticos serios del genero, el libro de Guillermo del Toro es muy accesible y el de la luz del día es de editorial Martínez Roca publicado en el año 1990 y se puede encontrar si hacen una búsqueda muy detallada en las librerías de la calle de Donceles en el Centro Histórico del Distrito Federal o sino en alguna página de subastas por Internet.

Esperamos sus comentarios!!!!

domingo, 12 de junio de 2011

Los Perros de Tíndalos

Lo que necesitamos es una luz al final del túnel (1)

Hoy en día como buen lector y fanático de el horror y la fantasía me estrujo al pensar lo que han hecho públicamente con la imagen de una de nuestras criaturas favoritas (y de varios), el vampiro, reducido hoy en día a un inverosímil por no decir ridículo y chueco símbolo sexual femenino y es que seamos sinceros quitándole todos estos atributos dirigidos concienzudamente a un frívolo publico fémino no queda mas una criatura amorfa y risible, amorfa porque no es un vampiro; para que algo, un ser , cosa o constructo entre dentro de una categoría debe conservar ciertas características inalterables  a lo largo del tiempo que la identifiquen y definan este es le chiste de la “clasificación”, el humano siempre esta clasificando, seres vivos en reinos, tipos de películas en géneros cinematográficos, etc. dentro del genero fantástico, si a vampirismo nos referimos hay ciertas características que a lo largo de la historia han sobrevivido y que permanecen inalterables y son propias de estas criaturas simbólicas. Brillar de día como diamante, tener piel de mármol, o solo alimentarse de animales por simpatía; a los humanos son algunas de las un tanto ridículas características de los vampiros de la saga tanto literaria como cinematográfica de crepúsculo, pero la mayoría de estas características  jamás  han sido parte de algún vampiro a lo largo de su historia tanto literaria como cinematográfica, por lo tanto no pueden entrar dentro de la clasificación de vampiros, claro habrá muchas chicas que quieran que se genere una nueva subcategoría y se llame a estos galanes “vampiros”, pero aun así, no se puede, porque estos actores pálidos carecen de lo mas importante la esencia de lo que es un  vampiro; una  figura que nos inquieta y nos atemoriza por el hecho principal de que es un depredador.

Una de las cosas  que más nos asusta en nuestra ancestral memoria es la oscuridad porque en la sabana primitiva, nosotros, no aptos biológicamente para la cacería nocturna, éramos devorados fácilmente por depredadores nocturnos; hoy en día nuestro temor y nuestra más grande reverencia es para los grandes depredadores o si no porque hay casa de leones, nado con tiburones, etc. el vampiro es le máximo depredador, el caza humanos, los chicos de crepúsculo no son mas que el antiguo refrito que aun sigue esclavizando las fantasías femeninas, la figura del príncipe de cenicienta, aderezado con mínimas características vampiricas, reproductores de música de marca, ropa de moda y autos de lujo y ¡Listo! el “vampiro de crepúsculo”.

Para los que quieran saber hoy en día que es lo que seria un vampiro hecho y derecho les recomendamos que se vuelquen sobre una novela escrita por los padres de un género dentro del horror llamado  splatterpunk (por su cantidad de escenas violentas y sangre en exceso como las películas gore solo que en novela) John Skipp y Craig Spector autores con cierta fama (claro después de Stephen King) en los 80’s, sobre todo por una muy buena antología sobre cuentos referentes a zombies y muertos vivientes llamada el libro de los muertos; la novela de la cual les reseñamos hoy se llama la luz al final del túnel y esta ambientada en una muy obscura y triste ciudad de Nueva York de principios de los 80’s, en los túneles del metro están sucediendo una serie de matanzas de vagabundos e indigentes, pero también ciudadanos comunes y corrientes, la policía como siempre no tiene pistas, solo una serie de circunstancias, llevara a un grupo de ciudadanos dispares a unirse y ponerle fin a esta amenaza. Un vampiro que no es más que un joven muy peculiar y un tanto perverso, de hecho (esta es la misma estructura de drácula) un grupo de conciudadanos por una serie de coincidencias se une para acabar con la criatura que invade su amada ciudad, tópico que muchos escritores tomaran para hacer sus novelas de vampiros un ejemplo es la muy interesante “Salem´s Lot” de Stephen King; este recurso no es una mera copia del argumento de drácula, ya que en la luz al final del túnel se lleva esta premisa de la caza de vampiros a un nivel muy atractivo al combinar lo sobrenatural con la recreación de una atmósfera muy nihilista de principios de los 80’s en una ciudad plagada de crímenes y violencia, precisamente por eso la aparición del vampiro no crea mucha mella en los habitantes, los héroes o cazadores son tipos con historias un tanto melancólicas, un mensajero cuya madre se debe hacer cargo ya que esta postrada en la cama por una golpiza de unos asaltantes, un solitario nerd del cine de horror que tiene una tienda de posters en la ciudad, una socióloga con problemas de pareja,  un chico aspirante a escritor con gravísimos problemas de autoestima, una joven fanática de los vampiros con episodios de celos hacia su compañera de cuarto por su promiscua vida y un anciano sobreviviente del holocausto nazi, en definitiva y comparando, los héroes de Stocker conservaban un Glamour acorde a su época victoriana, aquí no lo hay, las referencias al punk, a la criminalidad y a lo mal que lo pasan las minorías  que viven debajo de los túneles (vagos, ebrios, homosexuales, trabajadores de mantenimiento) hace que no sepas si en verdad este grupo de antihéroes pueda acabar con este monstruo.
Continúa la Próxima Semana....

domingo, 5 de junio de 2011

Los Perros de Tíndalos

¿Por qué debe asustarme un Zombie? (2)

Durante 1968 un joven cineasta de Pittsburg desconocido hasta el momento llamado George Andrew Romero nos da la joya de la corona en la mitología zombi “La Noche de los Muertos Vivientes” en donde corta de tajo con el zombi individual del folklore afrocaribeño dejando de ser un esclavo negro para convertirse en un tipo sucio y común, vestido como un abogado, un medico, tu vecino, tu tío, situando los escenarios ya no en parajes exóticos o antaños, si no en la América rural y actual, claro para ese año, dándonos una mitología tan rica y flexible y a la vez tan imitable como la misma que creo Tolkien, ya que la historia de Romero parte de un argumento muy simple, un grupo de desconocidos que por motivos de la situación se refugia en un una granja solitaria para hacer frente a un fenómeno abrasador, fulminante y aparentemente desconocido: los muertos recién fallecidos están resucitando con ansias asesinas de carne humana, este esquema bastante simple (claro George A. Romero filma de manera casi amateur la película con un presupuesto bastante escaso), sirve para dejar de lado al monstruo del zombi, claro sin restarle importancia y concertarse en las peripecias y situaciones del protagonista humano ósea el americano promedio, revelándonos la verdadera naturaleza del hombre bajo situaciones extremas, convirtiendo la máxima de Thomas Hobbes en una ley “El hombre es el lobo del hombre” desde entonces el zombi principalmente en las películas de George A. Romero se fue convirtiendo en una criatura que refleja los miedos del occidental promedio, la perdida de la individualidad, ¿Qué tanto es posible en la hacer uso del libre albedrío en una sociedad plagada de falso liberalismo? publicidad embustera,  moralidad encubierta, el consumismo desenfrenado; ¿Existirá la libertad e independencia en un sistema en donde el consumo material y la libertad de mercado están presentes en cada aspecto de la educación de los individuos? ¿Se nos dará realmente  la autonomía y el tiempo para reflexionar el  porque y para que consumimos tal o cual producto? o simplemente somos un grupo de zombis sin rumbo hambrientos no de carne si no beneficios, utilidades y ganancias. El zombi también es estandarte de el miedo más fehaciente de las sociedades occidentales modernas, la muerte, en ciertos países como el nuestro  se suele decir que hay tradiciones en donde nos burlamos o hacemos mofa de la muerte que tanto puede ser cierto esto si al ver diario por televisión o Internet productos, técnicas e industrias dedicadas a la manutención y alargamiento de la juventud, nadie quieres saber de la vejez y su inevitable consecuencia,  ser joven por siempre o por lo menos mucho tiempo esta de moda y si no lo creen pregunten a un publicista a que sector de la población toman más en cuenta para la hora de realizar comerciales dirá que son los jóvenes, o que tal si le preguntan a los médicos que operaciones son las más practicadas al año les dirán que son la llamadas cirugías estéticas o cirugías plásticas, el deterioro corporal de la vejez nos aterra y creemos frenarlo con nuestra ilusoria vida artificial pero el zombi en su persecución lenta pero implacable nos revela su putrefacta apariencia de la cual ningún ser orgánico se puede salvar y es más cuando nos alcance y pueda mordernos nos convertirá en uno más de ellos, en eso radica su impacto en los espectadores modernos en la sinceridad y brutalidad en que aborda los miedos actuales rebasando inclusive a mitos de peso completo como los son vampiros actuales a pesar de compartir su capacidad de retar a la muerte como lo zombis lucen glamorosos y hermosos haciendo la parte de no muerto a un lado y  ridiculizando su lado monstruoso ya que te olvidas que sean cadáveres andantes, por eso todo mundo quiere ser hoy en día un vampiro más no un zombi lento, hambriento y podrido.

Romero nos solo supo acomodar asuntos de la contradicción humana en sus películas si no hacerlas creíbles y genuinas, frente a un fenómeno extraordinario como lo es la resurrección de los muertos, romero no pierde tiempo en explicar que lleva a dar origen a este acontecimiento, sino que ya lo da  iniciado en un entorno netamente cotidiano usando pedazos de noticieros en algunas escenas, fragmentos de periódicos, personajes variopintos especialmente inmigrantes latinos o afro americanos  captando los sucesos que dan relevancia a la década en donde se desenvuelve la película, por ejemplo en los 70’s cuando la forma de pago obligatoria se vuelve el plástico de las tarjetas de crédito y los lugares de recreo familiar se vuelven los centros comerciales, Romero lleva a sus zombis a este escenario en la segunda parte de sus trilogía la película “Dawn of Dead”, dejándonos una cruel metáfora de la sociedad en la que nos estábamos convirtiendo, después, en los 80’s, hizo la tercera de la trilogía, la película “Day of the Dead”, durante los regímenes ultra conservadores de Ronald Reagan en Gringolandía y Margaret Tacher en Inglaterra, Romero lleva  a  sus protagonistas supervivientes a  una lucha con lo zombis en un mundo en donde la esperanza recae en un gobierno militar autoritario y  la ciencia que no hace nada más que explicar el fenómeno pero no curarlo, esto demuestra el peligro de mitificar a las instituciones modernas más relevantes de la modernidad (la ciencia por un lado y el estado por otro) dejándoles el papel que en la antigüedad tenían las religiones; tiempo después Romero estaría inactivo por más de una década en el mundo del cine pero esto no le impidió regresar en el siglo XXI y alargar su trilogía de zombis con obras más inquietantes que reflejan al americano post-once de septiembre, pero por ahora dejamos a los zombis ya que después hablaremos de que tendrán su época de “parodias” y su posterior desaparición de las salas de cine.